martes, 22 de julio de 2014

El futuro de la sanidad también se va de vacaciones

Artículo de Opinión de Máximo González Jurado

Los cambios registrados en la contratación de personal en el sistema sanitario público, en donde ni en verano se producen contrataciones de sustitución, lleva al presidente del Consejo General de Enfermería a preguntarse, entre otras cosas, por qué y para qué se invierte en la formación de enfermeros.

Llega el verano y con él las merecidas vacaciones que también se dejan sentir en los servicios sanitarios. Cierre de camas, de plantas, de quirófanos, de consultas. La sanidad parece que también se va de vacaciones, que ya no hay pacientes a los que atender y que la enfermedad también desaparece del mapa, al menos sobre el papel de los cierres veraniegos.

También llega la época de las sustituciones del personal, pues las vacaciones de unos suponen el empleo para otros. Los estudiantes de Enfermería acaban de terminar sus estudios y para ellos también es el momento de encontrar su primer empleo como enfermeros. Así era al menos hasta la llegada de la crisis.

Los servicios sanitarios se rifaban a los recién titulados. El desempleo en la profesión, que antes era anecdótico, en verano no sólo era inexistente sino que incluso había muchos profesionales que doblaban turnos para cubrir todas las vacantes. Pero con la crisis todo eso ha cambiado. Los recién graduados suerte tendrán si de aquí a diez años consiguen un empleo estable, al menos en la sanidad pública. Antes será imposible, pues todas las bolsas de empleo —no digamos ya las oposiciones, que prácticamente no se convocan— cuentan con miles de inscritos que acumulan años de experiencia, pero no tienen plaza.

Ante esta situación, ¿qué futuro tienen los jóvenes enfermeros? Hablamos de precariedad laboral, en el mejor de los casos; en el peor, del abandono de la profesión o la emigración del país para poder organizar su vida.
Con este panorama, realmente tenemos que empezar a plantearnos la lógica de nuestro modelo. ¿Tiene sentido que estemos formando a 10.000 enfermeros, que son los que se gradúan cada año, para que su destino sea la cola del paro o la emigración? ¿Podemos invertir tanto tiempo, dinero y esfuerzo, habida cuenta de que la formación universitaria en su mayor parte es pública? ¿Podemos permitirnos perder a todos esos profesionales cuando nuestro sistema sanitario tiene un grave déficit de enfermeros? Hemos invertido en su formación, pero a pesar de que les necesitamos no les contratamos. 

Con todo este sinsentido parece que también estamos mandando el futuro de nuestros enfermeros, y de nuestro sistema sanitario, de vacaciones.




Máximo González Jurado es presidente del Consejo General de Enfermería de España y profesor titular de Universidad en la Facultad de Enfermería de la Universidad Complutense. 

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